Examen neonatal, procedimientos clínicos y atención en enfermería Parte 1 de 3

Examen neonatal, procedimientos clínicos y atención en enfermería Parte 1 de 3

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Siobhan B. McAuliffe
MVB, DACVIM.
División Veterinaria. Establos del Rey Abdullah e Hijos. Riyadh. Reino de Arabia Saudita


Introducción

El nacimiento de un potro vivo no sólo da una sensación de alivio, sino que también puede conllevar una sensación errónea de que ya está todo bien, especialmente cuando el potro se para y se amamanta. Muchos neonatos parecen completamente normales y, después de unas pocas horas, se hallan gravemente comprometidos. Los signos iniciales de muchos desórdenes son vagos y no se reconocen en la granja. Por eso, se debe recomendar a todos los propietarios que hagan revisar a sus potros recién nacidos dentro de las 12-24 horas de vida.
El manejo del potro depende del tamaño del criadero (será distinto en un establo donde hay una sola yegua que en una granja de sementales), el valor económico del animal, y otros factores ambientales, geográficos y estacionales. Todos estos elementos deben tenerse en cuenta al aconsejar al propietario sobre el mejor tipo de examen para sus potros. Por ejemplo, los dueños de potros muy valiosos pueden preferir que se realicen pruebas adicionales en el momento del examen inicial.
Evaluar al potro en función de las llamadas “categorías de riesgo” también es útil, tanto para el propietario como para el veterinario, a fin de determinar los componentes del examen, el estadio de la condición y la rapidez con la que se debe intervenir. Si la granja tiene antecedentes de alta tasa de enfermedad neonatal, o un brote de alguna patología en proceso, se justifica hacer un examen neonatal precoz, pruebas diagnósticas específicas y rápidas intervenciones.
Los formularios de evaluación (Apéndice 1) sirven para guiar las decisiones futuras, y son útiles en caso de que el animal sea examinado luego por otro veterinario. También se debe recomendar a los propietarios que usen un formulario de registro del nacimiento (Apéndice 2), que puede brindar información importante para el veterinario que realice el examen neonatal. Ya que a menudo son una parte vital de la historia clínica, los datos del nacimiento no deben transmitirse solamente en forma oral.


Categorías de riesgo

Bajo riesgo (fig. 1)

  • Se puede decir que un potro es de “bajo riesgo” si satisface los siguientes criterios:
  • No se identifican factores de riesgo maternales, neonatales ni ambientales (véase más abajo).
  • La gestación tuvo duración normal:
    • Ponis: 320-345 días.
    • Pura sangre: 320-360 días.
    • Burros: 360-380 días.
  • Parto normal: la segunda etapa del trabajo de parto no duró más que 20 minutos, y no se necesitó manipular significativamente al potro para que naciera.
  • Eventos posparto normales:
    • El potro se paró dentro de las 2 horas de vida.
    • Se amamantó dentro de las 3 horas de vida.
  • La placenta es normal a la vista y pesa menos que el 11% del peso corporal del potro.

Para estos animales de bajo riesgo, se debe realizar una revisación clínica exhaustiva y determinar la concentración de IgG sérica. Cualquier anormalidad hallada durante el examen debe llevar a la selección de otras pruebas diagnósticas.

Potros de riesgo moderado y alto

Los potros de riesgo moderado son aquellos que tienen sólo un factor de riesgo maternal, ambiental o neonatal. Si no se los trata correctamente, estos animales rápidamente pueden volverse de alto riesgo; por lo tanto, el abordaje inicial de ambas categorías es el mismo. Los potros de alto riesgo son aquellos que tienen más de un factor de riesgo.
Muchos de los posibles factores de riesgo se identifican antes del parto, lo cual permite anticipar algunos problemas que justifican intervención temprana, como enfermedad de la madre o infecciones concurrentes en el establecimiento. Además del examen clínico que se detalla más adelante (que se realiza poco después
del nacimiento), se deben tomar otras medidas:

  • Determinar si se justifica la quimioprofilaxis:
    • Leucopenia (<5000 glóbulos blancos/ml).
    • Patología placentaria.
    • Falta de transferencia pasiva al potro.
  • Supervisión frecuente del potro, para detectar cualquier signo de deterioro o ausencia de alguna etapa del desarrollo normal (por ej., si no se amamanta, no se para, etc.).
  • Perfil de bioquímica sérica, con evaluación de electrólitos.
  • Control seriado de hemograma completo.
  • Concentración sérica de IgG: esta proteína vital puede ser rápidamente consumida en estos potros, por lo que se recomienda repetir su medición.
  • Supervisión frecuente del peso corporal: el neonato debería aumentar 1-1,5 kg por día.

Factores de riesgo maternos (figs. 2-6)

  • Distocia.
  • Cesárea.
  • Separación prematura de la placenta, parcial o completa.
  • Parto inducido con fármacos.
  • Menos de 320 días de gestación.
  • Placentitis.
  • Enfermedad o fiebre concurrentes.
  • Intervención quirúrgica o médica reciente.
  • Estrés reciente por transporte.
  • Gestación de gemelos.
  • Descarga vaginal.
  • Claudicación o incoordinación crónicas.
  • Lactación prematura.
  • Agalactia.
  • Gestación prolongada con potro muy grande (poco común).
  • Anormalidades pélvicas.
  • Farmacológicos: uso prolongado de antiinflamatorios no esteroides.
  • Antecedentes de distocia, o cría septicémica o con isoeritrólisis neonatal.

Factores de riesgo neonatales (fig. 7)

  • Gemelos.
  • Prematuridad o dismaturidad.
  • Muerte de la madre.
  • Tinción con meconio.
  • No pararse y amamantarse dentro de las primeras 3 horas de vida.
  • Falta de transferencia pasiva.

Factores de riesgo ambientales

  • Zona de parto contaminada.
  • Parto bajo condiciones de frío o humedad.
  • Enfermedad infecciosa en el establecimiento.
  • Parto complicado.


Exámenes de rutina

El primero de los exámenes neonatales es el de la placenta (véase el cap. 2, pág. 35). Las evaluaciones iniciales de madurez y comportamiento se hacen desde lejos, aunque cualquier anormalidad justifica la inspección más cercana, antes de seguir con el resto del examen clínico.

Madurez (figs. 8-16)

  • Una gestación de tiempo normal no se puede tomar como indicador preciso de que el feto esté listo para el nacimiento. Los potros dismaduros son aquellos con edad gestacional normal pero con signos y comportamiento consistentes con prematuridad. Dado que los animales prematuros y dismaduros, manifiestan los mismos signos clínicos, éstos se abordan como signos de “feto no listo para nacer” (véase más abajo).
  • El retardo del crecimiento intrauterino (RCIU) hace que el potro sea pequeño al nacer; a la vez, puede tener o no signos de prematuridad. Las causas más comunes de RCIU son placentitis, infecciones adquiridas in utero y gestación de gemelos.
  • Signos de “feto no listo para nacer”:
  • Pequeño tamaño para la raza o la edad gestacional, con bajo peso al nacimiento. Estos potros a menudo parecen ser “delgados”. Muchos nacen también deshidratados, lo cual puede deberse a insuficiencia placentaria, problemas metabólicos o infecciones in utero.
  • “Debilidad”. El potro tarda en pararse y tiene escaso reflejo de succión. Suele tener mal desarrollo muscular y laxitud de los tendones flexores. También es común que no reconozca a la madre ni esté
    conciente del entorno.
  • Osificación incompleta de los huesos carpianos o tarsianos. Esto causa mayores dificultades para pararse. El peso del cuerpo apoyado sobre estos huesos puede aplastarlos, lo que dejaría deformidades permanentes. En todos los potros con prematuridad o dismaturidad confirmada o aparente se deben hacer radiografías de carpos y tarsos lo antes posible. El escaso desarrollo óseo puede impedir que el animal se desempeñe como atleta en el futuro, lo cual puede cambiar el curso del tratamiento.
  • Pelaje fino y sedoso, y orejas y labios blandos.
  • La frente abovedada es un signo común, pero no es exclusivo de esta condición (también se observa en casos de hidrocefalia y en algunas razas).
  • Las membranas mucosas pueden estar más pálidas que lo normal, pero la lengua puede tener un color naranja o rojo fuerte.
  • Sinequia (“cascos blandos”). En esta condición, los cascos no se secan y, por lo tanto, no se separan normalmente.
  • Mayor susceptibilidad a la hipotermia. Muchos potros tienen temperatura más baja que la normal. En estos animales, las reservas de glucógeno aún no se han formado o se agotan enseguida.
  • Menor tolerancia a la alimentación oral. Los cólicos posprandiales son una característica común en animales prematuros y dismaduros; en éstos, la motilidad intestinal puede ser inexistente (íleo) o puede ser excesiva e incoordinada. Estos animales a menudo requieren alimentos enterales de menor tamaño que los normales o, en muchos casos, alimentación parenteral. 
  • Patrón respiratorio anormal. Éste puede reflejar atelectasia fetal (falta de expansión pulmonar por escasez de surfactante), la cual se caracteriza por un mayor componente abdominal o una depresión respiratoria central.

Hallazgos de laboratorio en potros “no listos para nacer”

  • Insuficiencia adrenocortical:
    • Proporción neutrófilos:linfocitos disminuida o invertida (<1); el valor normal es 2:1 a las 2 horas de vida.
    • Leucopenia con linfocitosis (>4 × 109/L) y neutropenia (<1 × 109/L).
    • Bajo cortisol plasmático (este análisis no es útil en la práctica, dada la tardanza de su resultado).
    • Falta de respuesta a la prueba de estimulación con ACTH.
  • Puede haber anemia normocítica normocrómica.
  • Baja glucemia (<60 mg/dl o 2,5 mmol/L) a las 2 horas de vida.
  • Baja concentración de IgG sérica; esto puede deberse a la falta de ingestión de calostro o a una escasa absorción intestinal, y hace a estos potros más susceptibles a las infecciones.
  • Anormalidades en los gases sanguíneos:
    • Acidosis venosa. pH <7,25 (valores normales >7,3).
    • Evidencia de hipoventilación (PaCO2 aumentada y PaO2 disminuida).

Comportamiento (figs. 17-19)

Este aspecto se observa primero desde lejos, y debe responder las siguientes preguntas sobre el potro:

  • ¿Reconoce y tiene afinidad con su madre? La mayoría de los recién nacidos normales, si aún no se han parado, lo harán inmediatamente y correrán al lado de su madre cuando se los moleste.
  • ¿Parece capaz de amamantarse normalmente? (Al principio, será difícil evaluar la cantidad y calidad del calostro y la leche, si el potro es saludable, ya que éste mamará con frecuencia y la ubre parecerá vacía.) Si el potro intenta frecuentemente mamar y parece frustrado al hacerlo, esto puede indicar un problema. La ubre totalmente distendida indica que la cría no está mamando lo suficiente.
  • ¿Parece ver normalmente? El animal no debe caminar hacia paredes, personas u otros objetos.

Anormalidades congénitas

Se debe observar al potro para detectar cualquier anormalidad o lesión congénita; por ejemplo, la leche en los ollares puede indicar paladar hendido.

Tamaño y madurez

Evaluar el tamaño y la madurez del potro, según la edad gestacional registrada. El peso es una parte importante de la evaluación; los cambios en este parámetro son buenos indicadores de mejoría o deterioro clínico. Obviamente, no se puede evaluar el aumento de peso durante las primeras semanas si no se conoce el peso al nacimiento. El peso del potro debería determinarse, idealmente, una vez terminado el examen clínico (aunque en algunos casos esto no es posible: por ej., si se encuentran costillas fracturadas durante esta evaluación, no se debe sacar al animal del establo y se debe evitar su manipulación).

Examen clínico (figs. 20-23)

Una vez completa la observación del potro desde lejos, el examinador se aproxima y lo sujeta correctamente para el resto de la evaluación.

Signos vitales

Ritmo respiratorio

  • El ritmo y el patrón de la respiración deben evaluarse desde lejos, ya que la sujeción y manipulación pueden aumentar de manera significativa el ritmo respiratorio. Inmediatamente después del nacimiento, este valor es >60 respiraciones/minuto, pero disminuye a 20-40 dentro de las primeras 2 horas de vida.
  • Cualquier irregularidad en el patrón o en el ritmo respiratorio (bajo o alto) es significativa. Los movimientos anormales de tórax o abdomen asociados con la respiración se pueden deber a condiciones como fracturas costales, otros traumas torácicos o alteraciones diafragmáticas. Un alto ritmo respiratorio se puede asociar con diversas condiciones sistémicas a las que se suma la excitación, por lo que es crítico hacer un examen clínico cuidadoso.
  • En el potro recién nacido, cualquier descarga nasal es generalmente significativa. Se puede ver meconio en los ollares si éste ha sido aspirado. La descarga nasal de leche puede deberse a defectos congénitos como paladar hendido o parálisis faríngea (parte del síndrome de encefalopatía isquémica hipóxica, EIH).
  • Luego de la sujeción, se hace una exhaustiva auscultación torácica. Los sonidos broncovesiculares son más fuertes que los de los adultos, ya que el neonato tiene menor masa muscular torácica.
  • Cualquier anormalidad que se detecte en cualquier etapa del examen justifica mayor investigación (evaluación de gases arteriales, ecografía, radiografía).
  • Si hay aflicción respiratoria, lo primero que se evalúa es la permeabilidad de las vías aéreas. Al colocar una mano sobre los ollares, se puede sentir el flujo de aire.

Temperatura

  • La hipotermia se puede deber a enfermedad sistémica grave o a un ambiente frío, o ser un artificio por técnica deficiente en la medición de este parámetro por vía rectal.
  • Si se lee una temperatura baja, hay que verificar el resultado y palpar las extremidades, las cuales se sentirán frías si el potro está realmente hipotérmico.
  • La hipotermia asociada con enfermedad sistémica grave se acompaña usualmente de muchos otros signos, y estos potros suelen estar moribundos.
  • Si se cree que la hipotermia se asocia con un ambiente demasiado frío, se debe calentar al animal y evaluar enseguida la glucosa sérica, ya que la hipotermia suele causar hipoglucemia, porque el cuerpo del potro usa las limitadas reservas de glucosa de las que dispone para tratar de mantener la temperatura necesaria). Para dar calor al potro se pueden usar mantas especiales, trapos, lámparas de calor y mantas eléctricas.
  • Una temperatura rectal elevada es significativa e indica infección y toxemia. Un fuerte dolor (posiblemente asociado con fractura de miembros o costillas) también puede ocasionar aumento de la temperatura rectal.

Pulso

  • El ritmo cardíaco normal inmediatamente después del nacimiento es de 40-80 latidos/minuto. A los pocos minutos, se eleva a 130-150 latidos/minuto, y luego disminuye gradualmente durante la primera semana de vida, hasta llegar a 60-80 latidos/minuto. La excitación y la manipulación causan elevaciones en estos valores.
  • El pulso se puede palpar con las yemas de los dedos en las arterias facial, metatarsiana y media, y debe ser fácilmente detectable.


Tomado de “Atlas Color de Enfermedades y Alteraciones del Potro” con autorización Editorial Inter-Médica


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