Sarcomas de tejidos blandos
Sarcomas de tejidos blandos

Pablo Manzuc1; Laura Denzoin Vulcano2
1 Graduado en la Facultad de Ciencias Veterinarias, UNLP. Docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias, UNLP, cátedras de Patología Médica y Hospital Escuela. Especialista en Dermatología de Pequeños Animales.
2 Médico Veterinario. Doctora en Ciencia Animal. Docente de Patología General de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Tandil, Argentina
Aspectos generales
Reciben este nombre un grupo de tumores que se originan en el tejido mesenquimático y presentan características clínicas,
comportamiento biológico y morfología (tanto macroscópica como microscópica) muy similares. Los representantes más importantes de este grupo son el fibrosarcoma, el hemangiopericitoma (hoy se lo considera un tipo especial de neurofibroma), el schwannoma (neurofibroma o tumor de vaina nerviosa periférica), el histiocitoma fibroso maligno y el lipoma. Otros sarcomas de tejidos blandos menos frecuentes son los originados en los músculos (rabdomiosarcoma y leiomiosarcoma), el mixosarcoma, los originados en los vasos linfáticos (linfangiosarcoma), el liposarcoma, el mesenquimoma maligno y el sarcoma de células sinoviales.
Los sarcomas de tejidos blandos en líneas generales son tumores duros, muy infiltrativos localmente, muy recidivantes luego de la cirugía, poco metastásicos (al menos, en su mayoría) y de crecimiento lento (comparados con otros tipos de tumores). Representan en conjunto el 15% de todos los tumores cutáneos caninos y el 7% de los tumores cutáneos felinos. Se originan mayormente en el subcutáneo y tienden a crecer de forma lenta y constante, lo que en algunos casos los lleva a
adquirir un gran tamaño. Muchas veces se ulceran (ya sea por el roce con el piso o las paredes o por la necrosis central que pueden presentar) y las lesiones así expuestas se infectan fácilmente o, en determinados ambientes, son colonizadas por larvas de moscas (miasis). Pueden estar localizados en diversas áreas corporales, pero se ubican preferentemente en dorso-lomo, vientre, flanco y miembros. Cuando metastatizan, en general lo hacen por vía hematógena sin afectar el nódulo linfático regional. Macroscópicamente parecen encapsulados, pero no se trata de una verdadera cápsula, sino de una seudocápsula atravesada completamente por células neoplásicas. Éste es uno de los motivos por los que presentan una alta capacidad de recidiva luego de la cirugía, que obliga al cirujano a mantener grandes márgenes de seguridad durante el acto quirúrgico (figs. 9-1 a 9-8).
Particularidades del muestreo
La mejor técnica de muestreo para estos tumores es la PAAF. Los raspados, improntas o hisopados no sirven para muestrear este tipo de tumores. Si el tumor esta ulcerado es conveniente no introducir la aguja por la ulcera sino ingresa al tumor por un área no ulcerada. Son tumores duros a la punción y pueden dar un aspecto trabeculado cuando se introduce
la aguja. Muchas veces son muy sangrantes (y el exceso de sangre puede dificultar luego la interpretación citológica). Sin
embargo son tumores muy poco exfoliativos por lo que obtendremos muchas menos células en tumores epiteliales o de células redondas. Una forma de obtener un mayor número de células es utilizar agujas más gruesas (si bien podemos obtener más células también generaremos más contaminación con sangre). En todo caso es conveniente hacer 3 o 4 punciones con una aguja fina y 3 o 4 punciones con una aguja más gruesa. Si lo que se está muestreando es un lipoma simplemente se aspirará grasa.
Aspecto citológico
La celularidad suele ser baja. La alta celularidad en las muestras en un tumor mesenquimático es una característica de malignidad.
Las células están aisladas o, en algunos casos, adheridas a la matriz extracelular. Nunca se las ve unidas, ya que son células que carecen de desmosomas. Son células ahusadas (con límites citoplasmáticos difusos) o redondeadas con núcleos de cromatina entre reticular y granular gruesa y múltiples nucleolos polimórficos, en la mayoría de los casos (en
especial, si se trata de un tumor con alto grado de malignidad).
El citoplasma es basofílico más o menos suave y muchas veces presenta pequeñas vacuolas.
Es frecuente observar células binucleadas o multinucleadas. Algunos tumores (como el histiocitoma fibroso o el fibrosarcoma, y en especial el fibrosarcoma felino) pueden presentar células gigantes multinucleadas (a veces con 15 o 20 núcleos) que pueden confundirse como un grupo de células unidas. También pueden ser confundidas con células gigantes macrofágicas multinucleadas, las cuales se observan en presencia de inflamaciones crónicas. Normalmente, estas células gigantes macrofágicas no exhiben características de malignidad en sus núcleos (no hay anisocariosis, grandes nucleolos ni cromatina muy grumosa), a diferencia de las células gigantes neoplásicas multinucleadas, que en sus núcleos presentan
evidencia de malignidad (figs. 9-9 a 9-17).
Cuando el tumor es un lipoma, se observan abundantes gotas lipídicas y grupos de adipocitos con sus característicos citoplasmas globosos y pálidos y núcleos pequeños. Este mismo aspecto citológico puede tener la grasa subcutánea aspirada por error. Si al tomar la muestra la aguja no ha ingresado en el tumor y sólo se ha aspirado grasa subcutánea, podría suponerse que el paciente tiene un lipoma, cuando en realidad presenta otro tumor. Por lo tanto, el diagnóstico citológico de un lipoma debe ser interpretado con cautela (fig. 9-18).
Comentarios