Carcinoma de células escamosas

Carcinoma de células escamosas

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Pablo Manzuc1; Laura Denzoin Vulcano2
1 Graduado en la Facultad de Ciencias Veterinarias, UNLP. Docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias, UNLP, cátedras de Patología Médica y Hospital Escuela. Especialista en Dermatología de Pequeños Animales.
2 Médico Veterinario. Doctora en Ciencia Animal. Docente de Patología General de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Tandil, Argentina

Aspectos generales

El carcinoma de células escomosas (CCE) es uno de los tumores epiteliales más observados en la práctica clínica diaria. La
dermatitis actínica (solar) se considera un estadio preneoplásico.  Se presenta más frecuentemente en pacientes de piel blanca y pelo corto, en los que la protección contra los rayos ultravioletas del sol es deficiente. Es muy común que los individuos afectados tomen largos baños solares. Las áreas corporales más conprometidas son la cabeza, la cara y el vientre (especialmente, en aquellos que gustan tomar sol en decúbito dorsal). También puede presentarse un CCE digital (originado muchas veces del lecho ungueal), aun en pacientes de pieles oscuras. En los gatos de color blanco, las zonas
afectadas con más frecuencia son las narinas, los pabellones auriculares y los bordes palpebrales.
Se trata de una neoplasia localmente muy invasiva, aunque poco metastásica. Las recidivas posquirúrgicas son habituales. Macroscópicamente puede tener forma tanto masiva como erosiva. Las lesiones masivas son masas sobreelevadas intradérmicas (con invasión de tejidos profundos o sin ella) de color rojo intenso y exudativas, aunque rara vez sangrantes. Las lesiones erosivas se presentan como úlceras de diverso tamaño, que tienden a no cicatrizar. Esta última forma de presentación se observa más comúnmente en la nariz y los párpados de los gatos blancos (o con esas áreas corporales blancas). Es muy usual que la neoplasia esté cubierta por una costra, la cual debe ser retirada antes de realizar el muestreo (figs. 7-1 a 7-19).

Particularidades del muestreo

Antes de la obtención de la muestra es conveniente eliminar todos los detritos celulares superficiales que se juntan en la superficie del tumor. Las técnicas de elección para el muestreo son la punción y aspiración con aguja fina (si la lesión es suficientemente masiva como para introducir una aguja en su interior) y el raspado (si la lesión es ulcerativa y no es posible realizar una punción). Este último se lleva a cabo en los bordes de la úlcera y requiere una buena limpieza previa de toda la lesión, a fin de eliminar detritos celulares y células inflamatorias de superficie que puedan luego interferir en la interpretación de los extendidos. En ocasiones, las improntas también permiten arribar a un diagnóstico, aunque en general proveen extendidos en los que sólo se observan restos de queratina, detritos celulares y células inflamatorias.

Aspecto citológico

Las células de esta neoplasia pueden aparecer aisladas en los extendidos citológicos, aunque lo característico es verlas en pequeños grupos. Los núcleos son grandes y mayormente centrales, de cromatina reticular o granular fina o gruesa. Los nucleolos también suelen ser grandes, múltiples y pleomórficos. La relación núcleo:citoplasma suele ser elevada. La morfología de las células refleja diferentes grados de diferenciación de los queratinocitos. Pueden encontrarse células redondeadas y células con citoplasmas angulosos, que conservan un núcleo grande cuando no deberían tenerlo de acuerdo con la maduración citoplasmática. El citoplasma es basofílico y su coloración es más fuerte a medida que progresa el estadio madurativo del tumor; por lo tanto, en la muestra, pueden observarse diversos grados de intensidad de la coloración
citoplasmática. Estas células son productoras de queratina y, en su citoplasma, es posible ver vacuolas de queratohialina. La basofilia citoplasmática se ve incrementada en los márgenes de algunas células. A veces, se observan células  binucleadas o multinucleadas y, más raramente, figuras mitóticas.
También es muy frecuente contemplar una reacción inflamatoria, caracterizada por abundancia de polimorfonucleares neutrófilos y somas bacterianos cocoides y bacilares. Ésta es simplemente una reacción inflamatoria de la superficie de la neoplasia (figs 7-20 a 7-26).

 

 


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