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Logré una buena veterinaria. ¿Qué hago para lograr una buena empresa?

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Logré una buena veterinaria. ¿Qué hago para lograr una buena empresa?

 

Lic. Leandro Damián Rivero

Empresa: Leo Rivero – Consultor experto PyME (Profesional independiente)

La mayoría de las veterinarias que se inauguran tienen un camino similar: una persona se recibe en la facultad, hace experiencia trabajando en un clínica veterinaria y, luego, abre la propia.

Saben de patologías, de nutrición y procesos fisiológicos, pero la clínica veterinaria es, además, una empresa.

Y una empresa es una empresa independientemente de lo que ofrezca.

La diferencia fundamental entre una empresa y otra organización (asociaciones civiles, fundaciones, cooperativas) es que las empresas buscan generar ganancias. Si no hay ganancias, tampoco habrá empresa.

Toda empresa tiene, necesariamente, tres partes: compras, ventas, inventario (si hay comercialización) y operaciones (si hay servicio o producción). A veces, como en el caso de las veterinarias, existe inventario y producción de manera simultánea.

Aunque sea una sola persona al frente de la empresa, tiene que hacer, al menos, esas actividades.

Podemos complejizar más y agregar diferentes unidades de negocio como guardería, internación, alta complejidad, peluquería, rehabilitación, delivery y otras más. Cuanto más servicios y tipos de productos agreguemos, también se incorporan más áreas y subáreas.

Para que una empresa funcione deben pasar varias cosas. En primer lugar, las ventas deben superar los costos, evidentemente. Pero no alcanza con que haya más ventas que costos. Además, tiene que ser un buen negocio.

Y acá empieza la dinámica entre las áreas, las conversaciones, preguntas y dificultades.

¿Es rentable la venta de accesorios? ¿Conviene comprar más alimento para obtener un descuento? ¿Cuántos pacientes regresan después de la primera consulta? ¿Es adecuado el inventario que tengo? (muchas veces no se sabe ni siquiera cuánto hay de inventario).

Puedo seguir, pero el punto está claro.

Además de atender personas y mascotas, hay que vérselas con el proveedor, con el banco, con los sistemas de financiación y, al final del día, tener claro si estamos al frente de una empresa que genera ganancias o no.

Entonces, ¿por dónde comienzo?

El 80% de los casos que trabajo en consultoría empiezan con dos dificultades principales: foco y orden.

Foco, porque quienes están al frente de la empresa no saben adónde van. Hacen, y hacen mucho. La vorágine los supera, el día a día es agotador la empresa marcha y en el medio se va viendo.

Si no hay foco, si no hay un norte, las decisiones son más difíciles porque no hay un criterio rector. Es difícil decidir si abrir otro consultorio, una guardería o especialidades.

O, como reza, la célebre sentencia de Séneca: “no hay viento favorable para quién no sabe adónde va”.

Tomar decisiones es difícil. Tomar decisiones sin criterio rector es más difícil aún.

La segunda dificultad es el orden. Cuando todos hacemos, sacamos y ponemos, no hay control, no hay responsable, no hay medición.

Si no sabemos adónde queremos ir, si no sabemos como ordenarmos, entonces estamos en un movimiento agotador hacia todos lados y hacia ninguno.

Esto es fácil ver en un deporte amateur: cada uno hace lo que le parece, todos corremos, todos nos cansamos y, al final, no sabemos qué funciona como tampoco sabemos por qué ganamos o por qué perdimos.

Y seguro estás pensando: ya está, ya entendí. ¿Cómo se sale de acá?

Las primeras soluciones no son tan difíciles de comprender, pero sí son difíciles de implementar.

Si no tenés tiempo para revisar la cuenta del banco o no podés cerrar a horario, decirte que tenés que sentarte a pensar parece un chiste.

Pero es lo primero: pensar.

¿Adónde querés ir con tu clínica? ¿Por qué la abriste y que buscabas? ¿Seguís buscando lo mismo? ¿Lo conseguiste?

Estas preguntas no siempre son fáciles de responder. La mayoría de las personas abren un negocio para que les vaya bien y ya.

Pero no es lo mismo una clínica que se dedica a pacientes longevos o terminales, que una clínica de especialidades o que un mini hospital. No es lo mismo lo que se vende, se comunica, se busca y se necesita hacer.

Y tampoco da lo mismo de la manera en que lo hacemos ni de ordenarlo. El tipo de inventario y de especialista que necesito para pacientes longevos no es el mismo que para cachorros o para animales exóticos.

Por eso, la importancia del orden que busca responder, para cada actividad y cada objetivo, 5 preguntas: ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿cómo sabemos que lo estamos haciendo bien?

Con una idea de hacia dónde queremos ir (la famosa “visión”) podemos empezar a tomar decisiones que, si no nos llevan a la visión, al menos no nos desvían.

Esa misma idea nos sirve para comenzar a ordenar inventarios, pedidos, clientes que buscamos (y que no buscamos) y otras decisiones. Es tan importante saber qué buscamos proactivamente como saber qué rechazamos definitivamente.

Lo delicado de esta mirada es que no siempre lo que deseamos o lo que tenemos en mente es rentable o no hay suficiente cantidad de pacientes para llevarlo adelante.

Y así como el foco y orden son dos factores claves y el 80% de mis procesos de consultoría, queda un tercer elemento subyacente: saber exactamente dónde estamos parados.

Parece fácil, pero no son pocas las personas que subestiman o sobrestiman el lugar en el que están.

Si sabemos dónde estamos y adónde queremos ir, decidir y ordenar la ejecución es mucho más fácil.

¿Qué hacemos cuando estamos desorientados en algún lugar? Paramos el auto, tratamos de ubicarnos con el GPS , o miramos un mapa si no hay señal. Muchas veces le preguntamos a alguien que nos diga como salir de dónde estamos, para ir a un determinado lugar.

En una empresa sucede lo mismo. El ir y venir, el abrir y cerrar a cualquier hora, hace que perdamos de vista lo importante.

Ahora sí, tenés los primeros elementos para comenzar el trabajo.

Definir adónde querés ir, identificar dónde estás con el equipo y con los procesos y empezar a ordenar de a una cosa por vez para que no todas las decisiones pasen por vos, ni todos los procesos se demoren por vos.

Te deseo mucho foco y mucho orden. El éxito, como dijo Charly García, está después de las trompadas.

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